viernes, 9 de noviembre de 2007

SE PASAN..

Se pasan 3 pueblos
Los estudiantes de primaria adoran “High School Musical” porque viven en un mundo en el que, algún día, cuando crezcan y se conviertan en adolescentes, ¡la escuela secundaria va a estar buenísima! Se la van a pasar bailando en las mesas de la cafetería todo el tiempo. Sin nadie que los golpee, que los margine o que los discrimine. Todos serán aceptados por sus cualidades especiales y sus magníficos talentos; ya sea cocinar, cantar, ser bueno en química, tocar el cello, o tener propensión a usar sombreros muy gays. Si algo sale mal, se lo arreglará por medio de un número musical, probablemente con un estribillo que diga algo como “Estamos juntos en esto…blah blah...todos somos estrellas, etc. Hey!” Listo, les acabo de resumir la primera entrega de “HSM” en el caso de que no la hayan visto. Es un mundo en el que una película como “Suban el Volumen” no tiene razones para existir. Los gays adultos adoran “High School Musical” porque viven en un mundo en el que, algún día, cuando se invente una máquina del tiempo, tendrán la experiencia de la secundaria que se merecen tener, llena de una música superficial y liviana que hará que Britney Spears parezca Ozzy Osbourne, en un ambiente tan limpio, brillante y lleno de colores chillones y saturados que causen cáncer a los ojos. Cuando la gente habla de "High School Musical," está hablando de un producto para chicos. Pero no nos olvidemos de los padres tenidos como rehenes por esos mismos chicos que terminan moviendo la patita ante las melodías pegadizas. No se está hablando de adultos que se sientan identificados anhelando algo que nunca tuvieron. Pero esa es el arma secreta de estas adictivas, kitsch y edulcoradas películas para TV. Quienes las hacen saben bien que es lo que siempre quisiste y nunca pudiste tener, especialmente si siempre fuiste un homosexual amante de las comedias musicales. Me dispuse a ver la primera película básicamente como tarea. Quería saber que era esta cosa que había convertido a mi sobrina de 10 años en una especie de zombi babeante y adicto al karaoke. Entonces, un sábado por la noche, me senté con mi pareja frente a la tele y nos convertimos en victimas inconscientes. Más o menos por la parte en la que todo el mundo en la cafetería empieza a girar sobre las mesas y a hacer volteretas hacia atrás mientras sostienen sus bandejas de comida, pensé: “La verdad que esto no está nada mal”. Y durante el número final, cuando todos los errores se arreglan, todas las relaciones se recomponen y los miembros más lindos del elenco se emparejan con personas del sexo opuesto (incluso ese chico rubio, el más afeminado de todos, a pesar de que Disney asegura que todos los actores son 1000% heterosexuales), mi pareja me dice, “¿Sabes qué? ¡La verdad es que me encantó!” Pero al igual que no podes perder la virginidad dos veces, tampoco te podes sorprender por el encanto inesperado de una película de TV más de una vez. Para esta segunda parte, los miembros del elenco están un poco más grandes, un poco menos inocentes, un poco más conscientes de su casto sex appeal y bastante más bronceados. No hay ninguna canción llamada "Mi Experiencia Adolescente con el Auto-bronceante" pero debería haberla. Zac Efron en particular, se consolida como el robot del perfecto ídolo adolescente, con su perfectamente descuidado peinado emo para teens, sus seductores movimientos de cabeza, y sus ojos celestes digitalmente realzados que pareciera que en cualquier momento dispararán mortíferos rayos láser a cualquiera que se atreva a cruzarse en su camino. Si no viste “HSM”, la trama de esta segunda parte te resultará fresca. Hay un show de talentos que se está organizando en un finísimo country club de Albuquerque y la mala e insulsa Sharpay (Ashley Tisdale) es la encargada de organizar el evento. Ahí entra en acción el atleta de basket Efron y su grupito de amigos lindos y adinerados que, ¡oh sorpresa!, también tienen talentos para el baile y el canto como para participar del concurso. Y ahí empieza el conflicto, el cual se resolverá con pasos de baile acrobáticos, letras melosas y mucho blanqueador dental. Tisdale, una manipuladora amateur en la primera película, se ha convertido en una rara mezcla entre Paris Hilton y Miss Piggy en esta secuela. Pero lo que los chicos más disfrutan (y en este punto del artículo, cuando digo “los chicos” en realidad debería decir “los gays”) son los números musicales. Y ahí es donde se gasta el mayor presupuesto de "HSM2". En esta entrega, todo lo que se ve en cámara es tan radiactivamente colorido que pareciera que el film transcurre en Albalux en vez de en Albuquerque. Todos los objetos, incluyendo los seres humanos que cantan y bailan, están a punto de explotar hacia una cuarta dimensión. Hay más bailarines, los sets son más grandes, la coreografía es más elaborada, hay más de todo. Las canciones hablan sobre lo genial que es el verano, lo lindo que es ser joven y adorable, lo parecido que es jugar al baseball a un show de Broadway, lo alucinante que es ser joven, adorable y estar enamorado (aunque no pensás en tener sexo ni en besarte con tu novio/a), lo bueno que es ser rico y estar en un country club, lo súper divertido que es tener un trabajucho de verano atendiendo mesas en el country club y lo triste que es discutir con tu novio/a. Más adelante, en un momento crucial del conflicto, Zac Efron (poniendo unas caras de loca mala muy divertidas) canta acerca de cómo nadie entiende lo sincero que es y que todos se vayan al infierno porque él es Zac y es súper real y les va a mostrar a todos quien es él en realidad. El mensaje aquí, al igual que en la primera parte, es que si sos bueno y lindo y sabes cantar y bailar, entonces tu vida va a ser realmente maravillosa. Lo cual es, como todos ya sabemos, una gran mentira. Pero es una linda mentira, y está endulzada con la cucharada de azúcar más grande del mundo. Y el moño del paquete llega con la canción del final, donde todos se abrazan de nuevo y recuerdan que están todos juntos en esto. En realidad no usan esas mismas palabras, porque sino estarían copiando a la primera parte de "HSM." Y no nos olvidemos que esto es "HSM2." Después de eso, aparecen los fuegos artificiales y los rociadores del campo de golf entran en erupción en un frenesí de sublimación. Y la verdad es que te encanta.

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